Cuando la vida florece en el albor del nacer
han cuajado los encuentros entre el amar y el querer.
Renacen las ilusiones y un mundo de esperanzas
por esa esencia nacida desde la profundidad,
un manojo de ternuras en las fibras maternales,
un caudal de sueños por el hijo que levantas.
En los años que transcurren
se van abriendo caminos de la enseñanza,
la constante formación, las metas, proyec…