Porque sin luz hasta la belleza deprava- ¡oh, mi amor! Exclamo; susurrante la muerte en mi cáliz, prefiero dulce tu boca adiestrada, la noche abunda como una sierpe danza, luego parla- pues la dulzura de la razón acierta en su huso- mesura, desprovisto el destino cuantioso, tronando el espacio desde el tórax, abrasas el fuego, más que caricias convenientes queman, rostro con centellas- y n…