La lluvia manda a las gotas

sobre la luna de los zapatos

que avanzan de marineros

por la Avenida de Mayo.

Hay una puerta que invita al sueño

y a la quimera de los descansos…

Ellos fueron esos personajes

que no lograron el pincel de mi memoria.

Jamás alcanzaron un momento

de recordación y eternidad,

es que apenas llegaron de improviso

y no para quedarse entre mi historia,

sino para ser fugaz…

En el gris atardecer de mi tiempo,

cuando la piel se hastiaba

de nadar en las aguas de lo falso,

cuando la voz se moría

en el grito del silencio,

y las realidades despóticas

me vomitaban el mundo,…

La luna vaga de noche

por la escarpada del monte.

En sus ojos de lechuza

mundos de soles esconde.

La luna anda de espaldas

al paisaje y su belleza.

Hay una pena de…

Regreso con mis pies sollozantes

de tanto andar soledades.

Con las manos ateridas

por abrazar hielos universales,

y con los ojos cegados

por el láser de las verdades.

De nuevo estoy con…

El abuelo Luis todo lo olvidaba; parecía perdido más allá del mundo. Confundía los nombres, las calles, y hasta el grado de parentezco.

No obstante, mi madre le sonreía al decirle: -Usted es un viejo muy sabio -, aunque creo que él no la comprendía.

Interrogué a mi madre ante eso que yo creía un desatino, y ella respondió: -Es sabio porque con los años aprendió muchas…

Ayer, con un rubor en el rostro

que evidenciaba la congoja y el placer

me dijiste: Padre mío, soy distinta,

he dejado a la niña en el pasado

para ser este presente de mujer.

Y yo, padre al fin, tornasolado,

con mi bagaje de…

Y el amargo poema nace

cual supurante herida

que destila los humores

del abandono y la desidia,

del dolor sin sepulcro,

del canto acongojado

y la sirena vencida.…

Confesiones de un hijo del siglo

Alfredo de Musset

Con una tumba de tiempo

poniendo en las…

Eras ese ladrido alegre

y el latir de tu mocho rabo.

Eras un sueño de pelaje negro

que sabía del lambetazo amigo

cuando te rozaba con las manos

Recuerdo que llegaste de cachorra

con olor a…

Llamarse Edmundo Ramirez puede no significar nada y tocar el saxofón probablemente tampoco, pero eso es lo más trascendente que puedo decir de mí. Es evidente que con tan pocos antecedentes y poseyendo un carácter mas bien tímido, muy escasas posibilidades he tenido para relacionarme con otros seres .

El pueblo donde nací, creo que ni siquiera figura en los mapas, porque de tan pequeño e insignificante, los…

Hoy siento que todo me duele.

Que se cansaron los huesos

por soportarme en estrecho.

Que ya flaquearon las manos

por asir vacíos y silencios.

Que se gastaron los ojos

de tanto llorar consuelos.…

 Quien desee descubrir el horizonte

y extasiarse admirando maravillas,

sólo debe llegarse a las montañas

que fueran el reducto de los Incas

y comprender la grandeza de esos hombres,

observando piedra a piedra,…

Camino en tus sendas tierra principesca

amando la alquimia de todas tus huellas

y voy de Limón hasta la Alajuela

o de Guanacaste hasta Puntarenas,

y en cada paisaje mis ojos deliran

porque al abarcarte desde sus pupilas

se ciegan…

Sórdida habitación

donde habito con las lágrimas,

con los cartílagos ahuesados,

con las cañerías que transportan

el tósigo rubí de la vida,

con las imágenes retraídas

de todos los pasados

de…

Haz anidado en el alma

pájaro herido de tiempo.

Crepúsculo atravesado

por los dardos derrotados

de silencio y soledad.

Haz coronado tus ritos

sacerdotisa del hielo.…

Ya sé que hice trampas

pero sucede que no pude terminar los crucigramas.

Además, para llegar a ser famoso

uno debe esconderse en los retratos.

Entonces, es lógico que sucumbiera

en la parodia por no asemejarme con los monos.…

Sobre el vergel del inicuo,

pastizal, lamento y llaga,

el insulto de los débiles

con demagogia malsana.

florece como una mancha

para ensuciarnos el alma.

Un pétalo de…

 Y tuve que decirte que la vida sigue.

Que las palomas se besan en las azoteas,

los árboles agitan sus hojas,

el río corre entre murmullos

y las hormigas desfilan en la fronda.

Yo también…

Los ojos negros del niño

se incrustaron en su padre

y su voz, suave, pequeña,

con la inocencia del alma,

como un eco de lamento

una pregunta forjaron:

-Padre, tú que eres…